El Supermartes y el choque de narrativas en política exterior

Este artículo apareció por primera vez en el blog blog de Ética y Asuntos Internacionales.

La contienda del "Supermartes" ha transformado las primarias presidenciales demócratas en una carrera de dos personas, pero más allá de eso, a los votantes demócratas se les presenta ahora una clara elección entre dos narrativas de política exterior y consideraciones éticas diferentes en lo que se refiere al compromiso de Estados Unidos en el sistema internacional.

Hoy he tenido la oportunidad de hablar con Alex Woodson para darle mis primeras impresiones sobre el rumbo que tomará la carrera, pero también quería compartir algunas conclusiones generales:

1. Aunque la mayoría de los votantes no basaron su elección en la política exterior, ésta es esencial para las plataformas nacionales tanto de Joe Biden como de Bernie Sanders. El llamamiento de Sanders a una "revolución interna" y a una reestructuración de la economía estadounidense requiere cierto grado de repliegue sobre sí mismo y una reevaluación de sus compromisos internacionales, especialmente en lo que respecta a la creación y el mantenimiento de acuerdos de libre comercio. Biden ha argumentado que la retirada fortuita de Donald Trump de acuerdos clave ha puesto de hecho en peligro la seguridad y la prosperidad de los estadounidenses, y promete restaurar cierto grado de fiabilidad. Los electorados populistas pueden ser más receptivos a las críticas de Sanders -y fue interesante que el día después del Supermartes, Sanders hiciera de sus diferencias con Biden sobre comercio el centro de su argumento-, pero importantes electorados agrícolas e industriales que se han visto perjudicados por las guerras comerciales con Europa, China y otros socios comerciales clave pueden dar la bienvenida a una vuelta a la normalidad.

Biden y Sanders tienen claras diferencias sobre la eficacia del poder estadounidense en el sistema internacional y las consideraciones éticas en juego. Para Sanders, la intervención estadounidense tiende a producir consecuencias negativas a pesar de las mejores intenciones, y que Estados Unidos es más adecuado para defender los derechos humanos renunciando al uso del instrumento militar del poder, evitando el cambio de régimen y replegando el comercio exterior estadounidense a Estados afines que compartan los valores estadounidenses, así como los compromisos con las normas laborales y medioambientales. A juzgar por lo que dijeron los sustitutos de Sanders en la Conferencia de Seguridad de Múnich, es probable que Sanders evite la competencia entre grandes potencias como principio organizador de la política exterior estadounidense. Biden se centra en los vacíos que se crean cuando Estados Unidos se retira de la participación activa, y es más probable que argumente que, incluso cuando ha habido contratiempos relacionados con la intervención estadounidense en el extranjero, el balance muestra que seguir un curso de ampliación democrática ha producido generalmente más bien que mal. Los votantes de las primarias demócratas tienen ahora una opción muy clara en materia de política exterior.

Será interesante ver si surgen cuestiones de política exterior en el próximo debate a mediados de marzo. Sanders comparte muchas de las críticas de Trump al libre comercio, y es posible que Biden se vea presionado para defender el historial de la Administración Obama en la promoción de acuerdos de libre comercio como la Asociación Transpacífica y la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión. Queda por ver si el voto de 2002 para autorizar al presidente George W. Bush a usar la fuerza en Irak resucitará en 2020 como tema de debate (Sanders, como Obama, puede citar su oposición, mientras que Biden podría tener que explicar su propia evolución), y es posible que salga a relucir el historial de la administración Obama en la intervención en Libia y Afganistán. A su vez, Biden podría cuestionar las posturas de Sanders sobre la ampliación de la OTAN y el compromiso con el futuro.

A mediados de marzo, ya tenemos tres narrativas de política exterior distintas entre los candidatos. Trump, por supuesto, sigue comprometido con una narrativa de América Primero/transaccionalista, y la presión de la administración Trump para llegar a un acuerdo que ponga fin a la operación afgana señala un esfuerzo por apelar a los electorados populistas que Trump busca para poner fin a las intervenciones en el extranjero. Sanders representa un repliegue para centrarse en cuestiones domésticas y, en algunos casos, puede hacerse eco de temas trumpianos en sus debates con Joe Biden. Por último, hemos visto una unión en torno a Biden de los grupos de votantes a los que les gustaría volver a situar al país en el punto en el que lo dejó la administración de Barack Obama en 2016.