La biotecnología es una herramienta indispensable para la exploración espacial humana a largo plazo, sobre todo si el objetivo es que los seres humanos no sólo puedan sobrevivir en el espacio, sino prosperar. En la intersección de los avances simultáneos en el espacio y la biotecnología está la capacidad de diseñar sistemas espaciales de circuito cerrado que generen alimentos, oxígeno, medicinas, hábitats y otros materiales de forma sostenible sin tener que traerlo todo de la Tierra. Los futuros beneficios científicos, de recursos y de seguridad son enormes, pero también existen muchos riesgos éticos. En este informe, un equipo de expertos interdisciplinarios en los campos de la ciencia política, los asuntos internacionales, la biotecnología, la filosofía, la ética, la ciencia medioambiental y la química, sostienen que una cooperación internacional y transnacional más profunda y deliberada será de crucial importancia para ampliar la diplomacia y la gobernanza espaciales a medida que colisionen las revoluciones genómica y espacial.
Este informe es fruto de la colaboración entre Carnegie Council y el Center for International Affairs & World Cultures de la Northeastern University. Ha sido financiado con una subvención de la Carnegie Corporation of New York titulada "Transnational Networks & the Future of Global Order" (PI Mai'a K. Davis Cross). La Fundación Richard Lounsbery ha prestado apoyo adicional a este trabajo.
Los autores agradecen al Instituto de Ética de la Universidad Northeastern su colaboración, así como a Yoni Michanie, Matthew Fleming y Diana Atoui su ayuda en la investigación en apoyo de este proyecto.
Carnegie Council for Ethics in International Affairs es una organización independiente y no partidista sin ánimo de lucro. Las opiniones expresadas en este informe son las de sus autores y no reflejan necesariamente la posición del Carnegie Council.