Este artículo apareció por primera vez en el blog blog de Ética y Asuntos Internacionales.
¿Cambia una pandemia mundial la naturaleza de los asuntos internacionales? ¿Es probable que fomente la cooperación internacional, o promoverá tendencias desintegradoras dentro del sistema mundial, a medida que las naciones traten de desconectarse? ¿Podríamos ver renovados los esfuerzos por "desacoplar" a los países y replantear las cadenas mundiales de suministro y las redes de transporte?
Además, ¿verán las distintas naciones la pandemia como un impulso para colaborar más estrechamente, o la verán como una oportunidad para obtener ventajas en el contexto de la "competencia entre grandes potencias"? Hasta cierto punto, esto coincide con las diferencias de opinión sobre si el estado por defecto de los asuntos internacionales es la competencia o la cooperación. Hasta ahora, en las respuestas a la encuesta del Project on U.S. Global Engagement, los propios estadounidenses están divididos a partes iguales en esta cuestión.
La encuesta se elaboró antes de que el coronavirus hubiera estallado a gran escala mundial, por lo que no hay ninguna pregunta específica que ponga a prueba la proposición planteada en el título de este post. Sin embargo, ya se discutía si el cambio climático produciría una actitud más colaboradora o si Estados Unidos debería utilizar las perturbaciones causadas por el cambio climático para inducir cambios en sus competidores; por ejemplo, si obligar a China a hacer frente a las emergencias climáticas haría que Pekín se replegara sobre sí misma (y así gastaría menos en ampliar su presencia militar) o incluso catalizaría movimientos a favor del cambio político. También se ha debatido si las pérdidas a corto plazo ocasionadas por la guerra comercial entre Estados Unidos y China podrían crear problemas a China a largo plazo. Así que ya ha habido debates sobre si los acontecimientos perturbadores deberían utilizarse para obtener ventajas o forjar nuevos mecanismos de cooperación.
En la encuesta, se preguntaba a los encuestados si "darían prioridad a impulsar el cambio democrático frente a garantizar acuerdos viables sobre comercio y hacer frente al cambio climático". A finales de febrero, más del 61% rechazaba ese planteamiento, mientras que sólo el 29% estaba a favor (el resto no estaba seguro). Pero parece aportar un dato que sugiere que, ante una crisis transnacional, la cooperación puede triunfar sobre los desacuerdos. En ese sentido, refuerza la postura de Amitai Etzioni (que yo había denominado "realismo comunitario"), según la cual el movimiento hacia una mayor cooperación internacional está impulsado por las respuestas a amenazas compartidas.
Todas estas proposiciones sobre el sistema internacional se están poniendo a prueba en tiempo real, por lo que veremos cómo se ajusta la realidad a las distintas preferencias y expectativas.