Tras el aparente desprecio de la administración Trump por los derechos humanos en los últimos cuatro años, el presidente Joe Biden y su administración se proponen defenderlos con firmeza. Durante su campaña, Biden declaró: "Cuando sea presidente, los derechos humanos estarán en el centro de la política exterior de Estados Unidos." La audiencia de confirmación de Antony Blinken, secretario de Estado de Biden, consolidó este objetivo. Como antiguo vicepresidente del consejo de Human Rights First, Blinken era una elección idónea para llevar a buen puerto esta visión. En la audiencia, Blinken se comprometió a trabajar en el fortalecimiento de los esfuerzos multilaterales para defender los derechos humanos. Este enfoque de la política exterior basado en los derechos humanos debería extenderse al ciberespacio y a las respuestas estatales a la ciberseguridad.
Con cada vez más ejemplos de ciberataques orquestados por agentes estatales, la ciberguerra y el espionaje se están convirtiendo en cuestiones críticas para los responsables políticos y militares de todo el mundo. Las nociones de seguridad nacional y la mejor manera de hacer frente a las ciberamenazas han dominado la ciberseguridad. Después de que se reconociera públicamente el pirateo de SolarWinds en diciembre de 2020, el entonces presidente electo Joe Biden dijo que tenía la intención de hacer de la ciberseguridad"una prioridad máxima". Y añadió: "Tenemos que ser capaces de innovar, de reimaginar nuestras defensas contra las crecientes amenazas en nuevos ámbitos como el ciberespacio." Esta estrategia, aunque justificada, también es incompleta. La respuesta a los nuevos problemas de ciberseguridad, incluidas las amenazas, no debe centrarse únicamente en la creación de capacidades ciberdefensivas y ofensivas. Las políticas de ciberseguridad deben tomarse en serio los derechos humanos de los usuarios individuales, poniendo en su centro la capacitación y el bienestar de las personas. Armatizar un espacio civil densamente poblado tiene enormes implicaciones para los derechos humanos. Las personas de todo el mundo corren con frecuencia el riesgo de sufrir violaciones de los derechos humanos relacionadas con el ciberespacio.
La reciente evolución de las herramientas de censura en Internet y las revelaciones de Edward Snowden sobre la vigilancia global de la Agencia de Seguridad Nacional demuestran vívidamente cómo la libertad, el anonimato y la protección de datos en Internet son vulnerables. La vigilancia gubernamental viola la privacidad y da lugar a otras violaciones de derechos, especialmente de activistas de derechos humanos y periodistas. Emiratos Árabes Unidos utilizó a piratas informáticos para recabar pruebas con las que condenar al activista emiratí Ahmed Mansoor, que condenó públicamente la implicación del país en Yemen, el trato a los trabajadores migrantes y su represión de las voces de la oposición. Jamal Khashoggi, periodista saudí, fue brutalmente ejecutado en Turquía después de que piratas informáticos recopilaran información sobre sus actividades. Por lo tanto, la ciberseguridad debe ampliar su enfoque más allá de simplemente hacer frente a las amenazas de seguridad contra el Estado y el sector privado para poner los derechos individuales en su centro.
En los últimos años ha habido intentos a nivel nacional e internacional de abordar los problemas de derechos humanos en el ciberespacio. Varios países han adoptado leyes y medidas de ciberseguridad que podrían perjudicar la libertad de expresión en línea. China, Rusia y Vietnam han instrumentalizado los problemas de ciberseguridad, han ampliado su control sobre Internet y han restringido aún más los derechos. Arabia Saudí ha utilizado su Ley contra la Ciberdelincuencia para reprimir la expresión en línea y la libertad de expresión. Los tratados internacionales para regular el comportamiento de los agentes estatales y no estatales y establecer normas de derechos humanos en el ciberespacio son esenciales para salvaguardar los derechos humanos en este ámbito.
La administración Biden debería liderar el desarrollo de normas y códigos de conducta, la firma de tratados internacionales y la imposición de regulaciones. Debería liderar los esfuerzos para establecer tratados centrados en la creación de normas globales de conducta en materia de derechos humanos en el ciberespacio, especialmente a la hora de considerar las mejores prácticas de ciberseguridad. Los tratados también deberían ir acompañados de mecanismos de aplicación para exigir responsabilidades a los Estados y a los agentes no estatales que violen estos derechos. Sin embargo, estos esfuerzos por reforzar las mejores prácticas en materia de derechos humanos sólo tendrán éxito si se desarrollan multilateralmente. La administración debe consultar a todas las partes interesadas, incluidos el sector privado, el mundo académico y la sociedad civil. La consulta con la sociedad civil es esencial para un enfoque centrado en los derechos humanos. A través del trabajo con poblaciones desfavorecidas y subrepresentadas, la sociedad civil está mejor preparada para comprender las implicaciones en materia de derechos humanos de las políticas de ciberseguridad. También está mejor preparada para aportar sugerencias sobre las mejores prácticas.
Un auténtico enfoque de derechos humanos en política exterior debería extenderse también a la gobernanza de Internet y a los esfuerzos de Estados Unidos por asegurar el ciberespacio. Como he señalado antes, enmarcar la protección de los derechos humanos en el ciberespacio como una cuestión de seguridad nacional, aunque necesario, también puede ser problemático debido a posibles abusos. La administración Biden debería promover un enfoque centrado en el ser humano que aborde las violaciones de los derechos humanos digitales, la libertad en Internet y la privacidad de los datos en su agenda de ciberseguridad.
Anwar Mhajne es Carnegie New Leader y profesor adjunto del Departamento de Ciencias Políticas del Stonehill College. Su cuenta de Twitter es @mhajneam y su sitio web es https://www.anwarmhajne.com. Este ensayo no refleja necesariamente las opiniones de Carnegie Council.