PRINCIPALES CONCLUSIONES
Basado en dos encuestas realizadas en 2020 a ciudadanos comprometidos e intelectualmente curiosos interesados en los asuntos internacionales, llevadas a cabo por la organización U.S. Global Engagement (USGE) proyecto de Carnegie Council para la Ética en los Asuntos Internacionales:
- El aislacionismo de los asuntos mundiales es rechazado por la mayoría absoluta de los encuestados.
- Los encuestados desean que Estados Unidos desempeñe un papel de liderazgo activo en las relaciones internacionales, pero no quieren que haga contribuciones desproporcionadas.
- Estados Unidos debe ser capaz de encontrar enfoques de compromiso con otros países a la hora de buscar soluciones a los problemas globales, en lugar de adoptar una postura unilateral.
- Más de tres cuartas partes de los encuestados creen que Estados Unidos confía excesivamente en el instrumento militar de poder.
- Hay división de opiniones sobre si el sistema internacional es cooperativo o competitivo.
- Existe un fuerte apoyo a favor de la narrativa comunitaria democrática, dentro de unos límites.
- Los encuestados apoyan una desvinculación parcial de China y una reorientación hacia otras democracias, pero también quieren encontrar una forma de trabajar constructivamente con China en cuestiones globales.
- Los encuestados están mayoritariamente de acuerdo en que los valores estadounidenses deberían desempeñar un papel en la determinación de la política exterior, pero no ser necesariamente el principio organizativo central.
- Los encuestados son conscientes del problema de equilibrar las obligaciones de política exterior con las consideraciones internas, pero no apoyan un planteamiento descaradamente transaccional de "Estados Unidos primero".
- Los resultados de la encuesta confirman en gran medida las conclusiones anteriores del estudio y los grupos de discusión celebrados por USGE en 2018 y 2019.
TRES CONCLUSIONES
- Los votantes interesados en los asuntos internacionales prefieren un enfoque de compromiso global estadounidense que adopte una "comunidad democrática" en la que Estados Unidos establezca asociaciones de colaboración con otros Estados democráticos.
- Los votantes interesados en los asuntos internacionales se centran en la mejora de las relaciones entre Estados Unidos y China, pero quieren evitar una dependencia excesiva de China para bienes y servicios críticos.
- La equidad es una consideración importante para estos votantes, en los que Estados Unidos trabaja con otras naciones para resolver retos acuciantes como el cambio climático, la aparición de pandemias y la construcción de un sistema mundial más abierto, en el que las contribuciones y el liderazgo de Estados Unidos estén equilibrados con lo que otros países pueden y deben aportar.
ANTECEDENTES DE LAS ENCUESTAS 2020
El proyecto de narrativas de política exterior del programa U.S. Global Engagement de Carnegie Council se puso en marcha en 2018. En diciembre de 2018 se publicó un informe inicial, Desconectando con el público estadounidense: El colapso narrativo y la política exterior estadounidense, que diagnosticaba las causas y los síntomas del colapso narrativo del consenso bipartidista en la política exterior estadounidense durante las elecciones de 2016. En él se extraían las siguientes conclusiones:
- Los estadounidenses quieren modificar, no poner fin, a su participación en los asuntos mundiales.
- Quieren renegociar algunas de las condiciones de la participación estadounidense en lo relativo a costes y reparto de cargas.
- Quieren volver a plantear la cuestión de cómo se distribuirán entre la población los costes y beneficios de la participación estadounidense.
- Quieren un enfoque equilibrado que navegue entre los extremos del aislacionismo y declarar que más de 160 países del mundo son igualmente vitales para los intereses nacionales de Estados Unidos.
- Quieren ver una comunidad de seguridad nacional que tenga la capacidad de poner límites y decir "no" y de reducir pérdidas y seguir adelante.
El segundo informe, publicado en octubre de 2019, resumía las conclusiones extraídas de los grupos de discusión, reuniones y sesiones de grupos de estudio celebrados por el proyecto U.S. Global Engagement durante 2018 y 2019. La búsqueda de una nueva narrativa: La refundación de la participación estadounidense en el sistema internacional ofreció un conjunto de posibles narrativas para replantear la participación de Estados Unidos en los asuntos internacionales. Este informe identificó los siguientes enfoques generales para conceptualizar la política exterior estadounidense:
- Restauracionista moderado: un retorno al amplio compromiso de Estados Unidos con el futuro que definía la política estadounidense antes de 2016, partiendo del supuesto de que la inversión y el "trabajo pesado" de Estados Unidos para mantener el orden actual, incluso si impone costes iniciales a corto plazo, son vitales para que los estadounidenses estén más seguros y sean más prósperos.
- Internacionalismo transaccional: cambiar la base del compromiso estadounidense definiendo una serie de quid pro quos para la implicación de Estados Unidos, donde se espera que la ayuda o la acción estadounidense ofrecida a otros sea compensada.
- Comunidad democrática: Estados Unidos debería pivotar y reorientar sus principales relaciones económicas y de seguridad para abarcar una comunidad de democracias afines en Europa y Asia (y quizá América Latina y África). Esto no sólo promovería el desarrollo de normas (y resistiría los esfuerzos de China, Rusia y otros por revisar los principios básicos del actual sistema internacional), sino que trataría de reincentivar el apoyo a una coalición democrática de naciones reorientando las relaciones comerciales para que las democracias comercien e inviertan entre sí, en lugar de "atar" sus economías a un sistema chino que puede prometer productos más baratos y crédito fácil, pero que no apoya los objetivos de seguridad o las propuestas de valor de las democracias.
- Repliegue: Estados Unidos se centraría en un núcleo inmediato de naciones, pero limitaría su implicación en otros lugares a las amenazas existenciales inmediatas y acuciantes.
- Reindustrialización y regeneración: Estados Unidos debería hacer una pausa y reevaluar su postura global. Su atención debe centrarse en reconstruir el núcleo del poderío económico estadounidense, en lugar de arriesgarse a que Estados Unidos siga vaciándose en un vano intento de seguir siendo la principal fuente de bienes públicos mundiales.
- Cambio climático: los cambios que se esperan en el clima mundial exigirán una reconceptualización de los asuntos mundiales y del papel de Estados Unidos en ellos, y para mitigar los problemas que se espera que causen los cambios climáticos se requiere una acción concertada entre los países para encontrar y aplicar soluciones.
Este tercer informe, El público responde: Contribuyendo a una nueva narrativa sobre el futuro del compromiso global de Estados Unidosse basa en una serie de encuestas realizadas por el proyecto U.S. Global Engagement para obtener información de lo que podría describirse como votantes estadounidenses interesados en asuntos internacionales, personas que han participado en actos y debates en Carnegie Council y que se consideran parte de la sociedad civil e interesados en las relaciones exteriores, pero que no forman parte de la comunidad de política exterior estadounidense. Muchas de las personas que respondieron a ambas encuestas solían participar en secciones del World Affairs Council o de los American Committees on Foreign Relations.1
En concreto, estos sondeos permitieron al proyecto U.S. Global Engagement tomar la temperatura de su público en los actos de Carnegie Council en Nueva York y en todo el país, y obtener una instantánea de cómo los estadounidenses "de fuera de la circunvalación" conceptualizan el papel de Estados Unidos en el mundo y cómo asignan prioridades entre grupos de intereses y valores contrapuestos.
RESULTADOS DE LA ENCUESTA
En primer lugar, una de las principales razones por las que la gente está interesada en que Estados Unidos desempeñe un papel activo en los asuntos mundiales es su sensación de creciente inseguridad. Casi la mitad de los encuestados cree que el mundo se ha vuelto más peligroso durante su vida, y algo más de un tercio opina lo contrario, que el mundo se ha vuelto más seguro. Casi 8 de cada 10, sin embargo, creen que Estados Unidos se enfrentará a un gran cataclismo en las próximas dos décadas. Y una mayoría no está segura de que la comunidad internacional vaya a trabajar unida para resolver los acuciantes problemas mundiales. Los encuestados se mostraron divididos ante la pregunta de si el escenario por defecto para los asuntos mundiales era la competición, la cooperación o la confrontación. Sólo alrededor del 11% considera que la confrontación es la norma, pero hay una división equitativa entre los que ven el sistema internacional como competitivo y los que lo ven como cooperativo.
Dada esta perspectiva dividida, no es sorprendente que la narrativa de la comunidad democrática encontrara un amplio apoyo: cerca de dos tercios de los encuestados se mostraron de acuerdo con la propuesta de que Estados Unidos debería asociarse principalmente con otras democracias. Esta narrativa postula que la cooperación es posible y deseable entre un grupo de países con ideas afines, y que esta cooperación puede ser mutuamente beneficiosa y reforzadora, al tiempo que crea un bloque de Estados que puede ayudar a reducir la competitividad de otros Estados como China.
Al analizar el orden mundial, el orden comercial y las relaciones económicas, alrededor del 43% indicó que Estados Unidos debería comerciar principalmente con aliados, y otro 51% afirmó que esto debería tenerse en cuenta a la hora de enmarcar nuestras relaciones económicas. Casi 8 de cada 10 encuestados se mostraron de acuerdo con la proposición de que los Estados democráticos son socios comerciales y aliados más fiables, y el 71% estuvo de acuerdo en que Estados Unidos debería abastecerse de bienes y servicios importantes procedentes de otras democracias. La mayoría de los encuestados coincidieron en que el progreso en materia de democracia y derechos humanos debería ser una condición para la ayuda estadounidense. Sólo una pequeña parte sugirió que Estados Unidos apoye automáticamente a otra democracia cuando esté inmersa en una disputa con una no democrática (aproximadamente el 32 por ciento), pero el 60 por ciento dijo que debería depender de la situación. Al mismo tiempo, la mayoría de los encuestados no estaban dispuestos a dividir el mundo en bloques hostiles ni a renunciar a una cooperación eficaz, ni siquiera a través de líneas geopolíticas e ideológicas. Cuando se les preguntó si "darían prioridad a impulsar el cambio democrático sobre la consecución de acuerdos viables en materia de comercio y lucha contra el cambio climático" a la hora de enmarcar las relaciones entre Estados Unidos y China, más del 61% de los encuestados rechazó ese planteamiento, mientras que sólo el 29% se mostró a favor.
En general, casi 8 de cada 10 encuestados se mostraron cómodos con la búsqueda de soluciones de compromiso con otros Estados para garantizar una cooperación amplia y eficaz a la hora de hacer frente a los problemas mundiales, y también como forma de garantizar un reparto más equitativo de la carga. Esto sugiere que los encuestados están dispuestos a renunciar a parte de la libertad de acción de Estados Unidos a la hora de fijar la agenda, a cambio de que otros países asuman una mayor parte de los costes.
ENTENDER LAS COMPENSACIONES
Más allá de las generalidades, se pidió a los encuestados que tomaran "decisiones difíciles" entre conjuntos de valores e intereses contrapuestos. A la pregunta de si Estados Unidos debería intervenir en Siria para hacer frente a la crisis humanitaria, aun a riesgo de costes y bajas para Estados Unidos, sólo el 44% se mostró firmemente partidario de esa opción. Las respuestas restantes se dividieron entre un "no" definitivo o no estar seguro de apoyar esa opción. Cuando se les preguntó sobre un acuerdo de paz en Afganistán con los talibanes que abordara las preocupaciones de seguridad sobre el terrorismo pero que no garantizara la igualdad de derechos para las mujeres, el 41 por ciento lo apoyaría, el 31 por ciento se opondría y el resto no estaba seguro.
Dada la preocupación por el historial de Arabia Saudí en materia de derechos humanos y otras cuestiones, más del 80% de los encuestados se mostraron dispuestos a pagar precios más altos por la energía para reducir la dependencia de Riad. Una pregunta más amplia sobre las compras de energía a otros Estados autoritarios también arrojó un resultado similar. En un tema relacionado, casi 7 de cada 10 encuestados se mostraron de acuerdo con la afirmación: "Como consumidor, ¿estaría dispuesto a pagar hasta un 20% más por un bien o servicio que consume si fuera para comprarlo a otra democracia en lugar de una alternativa más barata de un país no democrático, especialmente si tiene problemas de derechos humanos?" y casi el 85% de los encuestados indicaron que intentan no comprar bienes y servicios procedentes de países con protecciones limitadas para el trabajo y el medio ambiente.
IMPLICACIONES PARA LA NARRATIVA COMUNITARIA DEMOCRÁTICA Y LA POLÍTICA EXTERIOR DE EE.UU. EN LA DÉCADA DE 2020
Ash Jain, que supervisa la Iniciativa de Orden Democrático y el Foro Estratégico D-10 del Consejo Atlántico, defendió el enfoque de la comunidad democrática en una presentación realizada en octubre de 2020 para el proyecto U.S. Global Engagement, señalando:
"Es importante comprometerse no sólo porque hay amenazas a las que tenemos que hacer frente, sino porque nos interesa encontrar otras naciones, trabajar con otras naciones para resolver algunos de los retos a los que intentamos enfrentarnos y que sabemos que en un mundo globalizado no podemos hacer solos, ya sea la pandemia y el azote del coronavirus que todos sufrimos hoy, ya sea el terrorismo como hemos visto a lo largo de los años, la proliferación nuclear, el cambio climático o la construcción de una economía global abierta. Se trata de aspectos importantes que afectan a los estadounidenses en su vida cotidiana, en los que no podemos tener éxito si no colaboramos más estrechamente con los aliados y si no contamos con una agrupación de socios que puedan ayudarnos a alcanzar los objetivos que perseguimos. Puede que seamos una superpotencia, pero no somos omnipotentes, y no podemos tener éxito si estamos solos".
Los datos de la encuesta indican que, en este momento, un planteamiento de este tipo encontraría apoyo entre los votantes. La mayoría de los votantes comprometidos encuestados apoya la idea de que Estados Unidos reoriente sus relaciones comerciales básicas con una comunidad de democracias afines de Europa y Asia (y quizá de América Latina y África), en lugar de "atar" sus economías a un sistema chino que puede prometer productos más baratos y crédito fácil, pero que no apoya los objetivos de seguridad ni las propuestas de valor de las democracias. Además, se muestran dispuestos a pagar este punto de vista con sus billeteras.
Sin embargo, no apoyan un enfoque excesivamente confrontacional con China ni desean excluir la perspectiva de una cooperación beneficiosa con Pekín para abordar los retos transnacionales.
Esto sugiere que los ciudadanos interesados en los asuntos internacionales podrían acoger favorablemente un enfoque de política exterior que dé prioridad a la consolidación de las relaciones de Estados Unidos con otras democracias para promover tanto la cooperación como un reparto más equitativo de las cargas, pero que no busque una confrontación abierta con China. Articular una justificación para el compromiso global de Estados Unidos siguiendo estas líneas podría generar un nuevo consenso interno para la implicación de Estados Unidos en los asuntos mundiales.
1 Estas encuestas no son "científicas" en el sentido de que intenten duplicar con exactitud una muestra representativa de la población estadounidense. Entre los aproximadamente 500 encuestados hay representantes de todo el país, de distintos ámbitos profesionales y ocupacionales, y de distintas cohortes educativas, generacionales y de género, pero los encuestados se seleccionaron a sí mismos para responder a las encuestas.