El arquetipo del guerrero lobo hace referencia a un estilo de diplomacia china de confrontación que tiene su origen en la serie de películas El guerrero lobo. Los llamados diplomáticos guerreros lobo tratan de defender agresivamente los intereses nacionales de China. ¿Por qué? Según la hipótesis de Peter Martin, periodista de Bloomberg, en su libro China's Civilian Army: The Making of Wolf Warrior Diplomacylos diplomáticos chinos adoptaron este enfoque "porque son incapaces de liberarse de las limitaciones de un sistema político secreto y paranoico que recompensa la lealtad incuestionable y la convicción ideológica".
Sin embargo, durante la pandemia del COVID-19, el Presidente chino Xi Jinping anunció que China abandonaría este estilo de diplomacia coercitiva para, en su lugar, "hacer amigos, unirse y ganarse a la mayoría". Pekín está reformulando su imagen en la escena mundial como "pacificador internacional", escribe el profesor Tom Harper, de la Universidad de East London, forjando alianzas con Estados selectos y, al mismo tiempo, aprovechando los instrumentos de poder blando para socavar, frustrar y deslegitimar a sus competidores.
A pesar de esta señalización, algunas audiencias consideraron contradictorias las declaraciones de Xi con motivo del centenario del Partido Comunista Chino (PCCh) en 2021. En una traducción de The New York Times, el líder chino prometió defender a su país de quienes traten de intimidarlo u oprimirlo, declarando que la nación "rompería sus cabezas y derramaría sangre sobre la Gran Muralla de acero construida con la carne y la sangre de 1.400 millones de chinos". Sin embargo, tras el Congreso del PCCh del pasado octubre, que contribuyó a cimentar la posición de Xi, Pekín está intentando suavizar sus relaciones con Occidente y, en menor medida, con Japón, señala Harper. Por ejemplo, en enero de 2023, Pekín sustituyó a su portavoz en el Ministerio de Asuntos Exteriores, Zhao Lijian, descrito como el "ejemplo no oficial de la diplomacia del guerrero lobo", según NPR.
Los observadores externos también están notando un cambio en los esfuerzos de la diplomacia espacial china.
El "sueño espacial" de Xi para China
En 2022, la Administración Espacial Nacional China (CNSA) completó su primera estación espacial orbital, la Tiangong. Con este logro, la Tiangong -que significa "Palacio Celestial"- se une a la Estación Espacial Internacional (ISS), como la segunda estación espacial que opera en órbita terrestre baja (LEO). Según el informe anual del Departamento de Defensa al Congreso sobre los avances militares y de seguridad de China, el programa espacial chino se está desarrollando rápidamente y es "el segundo después de Estados Unidos en cuanto al número de satélites operativos". Está claro que a medida que el reinado del Presidente Xi entra en su segunda década, está acelerando el desarrollo del programa espacial chino como parte de su "sueño espacial".
Para 2030, la CNSA planea construir la Estación Internacional de Investigación Lunar (ILRS) en asociación con la Agencia Espacial Roscosmos de Rusia. China también está especialmente centrada en la creación de asociaciones en América Latina y el Caribe, en su afán por liderar la exploración del espacio cercano a la Tierra. Parte de este esfuerzo se centra en promover la cooperación con "países relevantes y agencias internacionales" para llevar a cabo investigaciones lunares. En la actualidad, China mantiene relaciones espaciales bilaterales con Bolivia, Chile, Ecuador y, sobre todo, Venezuela. El 13 de septiembre, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, anunció el inicio de una "nueva era" de colaboración estratégica entre China y Venezuela para la exploración espacial. La nación sudamericana enviará a su primer hombre o mujer a la Luna en una nave espacial china, y "muy pronto, los jóvenes venezolanos vendrán a prepararse como astronautas, aquí en las escuelas chinas", dijo el presidente Maduro durante su visita de Estado a Pekín.
Cooperación y conflicto internacionales para la exploración lunar
China no está sola en la creación de alianzas espaciales internacionales. Estados Unidos encabeza los Acuerdos Artemis, un marco de coalición multilateral dirigido por la NASA. Los Acuerdos Artemis, firmados por 28 países -los últimos de ellos latinoamericanos-, son una serie de principios no vinculantes para promover un futuro de exploración espacial seguro, pacífico y próspero para toda la humanidad, con el objetivo de que Estados Unidos visite la Luna en 2025.
Al igual que la NASA, la CNSA ha declarado que "da la bienvenida a otros países de todo el mundo que están llevando a cabo programas internacionales de construcción de bases lunares para que se unan [a China] y hagan contribuciones a la causa de mejorar el bienestar humano con soluciones espaciales". Sin embargo, es poco probable que Estados Unidos forme parte de esto, porque la Enmienda Wolf de 2011 limita a las agencias federales estadounidenses, como la NASA, a trabajar con entidades estatales chinas en la exploración espacial civil. Por lo tanto, a medida que China vaya formando asociaciones, especialmente en América Latina, en su esfuerzo por construir el ILRS, esto podría crear un curioso escenario en el que un país podría optar por ser parte signataria tanto de los Acuerdos de Artemis como del ILRS de China.
Tales medidas podrían dar lugar a un sistema fragmentado que inhibiera los debates diplomáticos en torno a la exploración lunar internacional y el comportamiento responsable de los Estados. También podría socavar la influencia de liderazgo de Estados Unidos en este ámbito. Según la Evaluación Anual de Amenazas 2023 de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional, las actividades espaciales de Chinaestán, de hecho, "diseñadas para avanzar en su posición global y fortalecer sus intentos de erosionar la influencia de Estados Unidos en todas las esferas militares, tecnológicas, económicas y diplomáticas".
Mantener el diálogo es un imperativo ético
En este contexto de competencia entre grandes potencias por la exploración lunar, mantener un diálogo abierto es aún más importante para reducir el riesgo de escalada de conflictos en el espacio exterior. Como señaló el ex secretario de Defensa estadounidense Ash Carter, "es muy importante mantener el diálogo incluso con enemigos potenciales, para que se entienda cuál es tu postura, cuáles son tus intereses y qué estás dispuesto a hacer para defenderlos".
Ya se trate de la diplomacia del guerrero lobo o de dos bandos aullando a la luna, mantener abiertas las líneas de comunicación es un imperativo ético para mitigar los malentendidos entre las partes en la defensa de los intereses nacionales.
Carnegie Council para la Ética en los Asuntos Internacionales es una organización independiente y no partidista sin ánimo de lucro. Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente la posición de Carnegie Council.