El asedio del Capitolio de EE.UU. por una turba desenfrenada marca uno de los días más oscuros de la historia de la nación. Estados Unidos ha sufrido ataques de enemigos extranjeros, pero nunca antes los enemigos internos habían protagonizado disturbios e insurrecciones alentados por un presidente en ejercicio.
Esta América que se exhibe no es la América que el mundo ha observado con asombro y respeto desde que se ratificó la Constitución en 1789, dando comienzo a uno de los mayores y más duraderos experimentos de democracia representativa del mundo.
Las impactantes imágenes del vergonzoso saqueo y la profanación del Capitolio de Estados Unidos perdurarán durante años, grabadas en la imaginación tan vívidamente como los atentados de Pearl Harbor y del 11 de septiembre. Pero por muy poderosas que sean las imágenes de violencia física, la violencia ejercida sobre las instituciones democráticas de Estados Unidos puede ser más profunda y durar más tiempo, socavando sus propios cimientos.
No será tarea fácil deshacer el daño causado a las instituciones de nuestra nación. Pero este proceso puede avanzar si se pide cuentas a los líderes y a los ciudadanos para que miren más allá de la ambición personal y sirvan a un propósito más elevado, arraigado en la reflexión y la práctica éticas.
Carnegie Council está comprometida con la búsqueda rigurosa de la verdad, con el compromiso con todos ustedes de perseguir con integridad los valores e intereses que nos mantienen unidos en lugar de los que nos separan.
Siempre hemos creído que la democracia, con todas sus imperfecciones, es un empeño esencial, nunca completo. La historia nos muestra que el experimento de la democracia siempre ha sido difícil, por lo que no debemos esperar un camino libre ni hoy ni en el futuro. Lo que hace excepcional a la democracia es su apertura y su capacidad de autocorrección.
La acción ética es una poderosa fuerza para el bien. Si hoy podemos tomar decisiones éticas, daremos a la humanidad un futuro digno de ese nombre. Iniciamos este año un nuevo capítulo, un momento bajo, pero que ofrece la posibilidad de reconciliación y renovación.
La necesidad es urgente; el momento es ahora. Únase a nosotros para volver a dedicarnos a utilizar el poder de la ética para construir un mundo mejor.
Stephen D. Hibbard
Presidente, Carnegie Council para la Ética en los Asuntos Internacionales
Joel H. Rosenthal
Presidente, Carnegie Council para la Ética en los Asuntos Internacionales